Cuando se sequen mis voces
Y disequen mis palabras,
Se que algún cielo se quebrara.
Y un pasto o dos o cinco, perdidos en un desierto de dedos, se sentirán confundidos...
Ese aroma se arrimara al murmullo de un ciego atardecer; lánguido...
Y la falopa de un nocturno santo impiadoso ofrecida a un tonto entusiasta de la sonsera boba del incurrir sin escurrir, se alejara en un bote de mármol entre juncos de cristal.
¡Música! gritara una tormenta, extraviada.
Todo a oscuras en ese momento.
Un pequeño punto azul empezara a crecer, no podría dar coordenadas objetivas, subjetivas si.
Delante justo de su mirada, la tiene... Empezara a crecer paulatinamente... Siga, siga, sigue...
Ahora mas, muy grande... Ahora ya lo tocara... y en un momento; atravesara el azul.
Y ya esta del otro lado.
Algún día le preguntare que había, que vio o sintió.
Me quede sin mas ganas de escribir....
Grullio Pozarli.
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