sábado, 1 de noviembre de 2014

Energía vital de las aguas.


Acariciando estas manos, en la resaca de mi noche, recibiendo el sol...
Mis palmas tibias en aire fresco que baila en ellas como campanas liquidas...
Mi pecho pide un té tan asiático como China, tan como un Japón guerrero.
Si no fuera de cobardes o de inútiesl intentarlo, te diría lo bella que pareces ser a traves de estas redes sociales anti-palpables.
 Cuando vendan el silencio estaré muy lejos en las densas arenas...
Pensando en todas y tal vez en ti.
La última rosa que rodeó mi corazón de espinas era tan violeta que casi quedo ciego en el tercer vaso, en el tercer ojo.
 No necesito saber, solo escribo con lo que siento. Quien podría decirme como volar. No lo permitiría...
Más sabiendo que el dolor de este mundo está contenido en el mar que yace en el centro de un nido de palomas amables, que recorren el cielo y pueblos, y devoran catedrales frías y silenciosas.
Si no hundo mis manos no significa que no conozco la piedra quebrarse en mi cabeza.
 Mis ojos siguen la ola de caballos fuertes, y esa hermosa centaura que intente hacer eterna se aleja en ese horizonte de arena... Labios, por qué? Necesito té.
 Puedo ver cada uno de mis poros cada uno de mis bellos, cada uno de mis recuerdos, cada uno de mis dolores.

Siempre es el mismo yo, resaca, y sentir como voy escribiendo casi involuntariamente, abriéndome al mundo, sabiendo que puede devorarme mas fácil. Pero sin temor, el mundo está olvidando el sabor de masticar, Se tapan los cielos de plásticos y el metal está creciendo tapando la luz natural. Esta soberbia del humano es tan estúpida, pero poderosamente inútil. Necesitamos matarnos para entender, para entender que en realidad no entendemos nada. Pero claro, todos temen sentir.
 Los valientes sienten. Artesanos del tiempo... esos, artesanos del amor, ellos que sienten. Quién sabe cómo se siente, quién siente lo que se sabe. 
 En una rutina de platos infinitos, abracemos el mar y traguemos de las manos los frutos marinos.
 Deslicemos todas las manos al centro del calor de la tierra.
Sacude tu raíz, besa el rocío y despierta en la primavera.
No creas ya, dicen dinero, no verdades, dicen hablando del poder...
No creas, es dinero... Nada, no saben...
Fuego, busca eso. lava con agua las heridas, calmarlas con viento, ciérralas con fuego y refréscalas con tierra.
Cierra y abre el dolor.
Sana las heridas...
Así vamos creciendo hacia el extremo mas alto. esa luz oscura.
Todos vamos hacia el misterio.
Saludos a los dragones del infierno y a los tigres de los glaciares en Neptuno.
Bailen como la llama.
Bailen el fuego.


                                                           Grullio Pozarli.