miércoles, 5 de febrero de 2014

Mis ojos como Tatami.

Salio un baile fugas de cronopios
Chap, chap, chap...
Buscaba en otros ojos y no estaban,
Culminaba en la sonrisa nunca igual
de la misma bouche...
y salte por valles del dolor
y me olvide de recordar
y recordé olvidar.
En un tango floral me hice cinta suelta,
en formas asiáticas; buscaba el acento francés en un acorde que no podía ejecutar.
Sentía el silencio de su piel.
Sonriendo delante de cada seriedad...
Dilataba cosmos de estructuras
teñidas de seguridades socio-pelotudas,
y el tango volvía en algo alegre,
pero era tango de calle abandonada.
De una puerta institucional,
que era habitación del maldito;
del colifa;
del poeta nacido en la orilla,
de baldosas sagradas.
De marginales que avanzan, en risa loca, a la soberbia y estúpida
seriedad del perfume importado
y la vestimenta adecuada.
Las nubes, nunca se corrían,
y el mar furioso
al río abrazaba.
Y encontré otros ojos.
Sin creerlo.
Pero son otros ojos.
Un milagro que puede matar otro milagro.
Y mientras tanto;
en este limbo,
de tortura pero fortuna
de risas sin llanto.
Se eriza la piel escuchando el poema.
Escucho la música...
En mi hara abierto caballos galopan en giro
formando un circulo en un valle sostenido por montañas.
La forma cayo al tatami
y surgió el espíritu.
Y tal vez era una forma de sonrisa,
Tal vez, un espíritu de arte.


                                  Grullio Pozarli.