jueves, 24 de octubre de 2013

Poema sesenta.

 Se centra el jubilo en la cosmogonía de conocerte.
Cuando deje que me llevara el rió del caos
Tope con ella, contigo, con vos, con tu ser, me tope a ti.
Descarrilando así, todo mi porvenir vagabundeando, en una fracción de incoherencia.
La única soledad en esta vida corazón, es tu no presencia;
Todo lo demás no se asemeja a la soledad.
La única soledad es no estar contigo,
Lo otro solo son retratos de distracción, algún ejercicio, guitarra y poemas, barras y vinos, calles de sombras y luz amarilla.
Todo lo demás no es poesía,
es un absurdo de lo burdo.
Todo lo demás es cristal seco,
no se asemeja, ni nada que ver con el agua;
Nada de relación con lo amorfo del fuego.
Nada que ver con la adaptación y el calor, las blanduras.
¿Que rosa podría parecerse a nuestra historia?
¿Que rufián tendría el goce de contar similar historia?
Nuestro ritmo fue plural, inconstante y global.
No hay corchea ni fusa para ese ritmo.
¿Como carecer de esa piel?
Seria vivir solo para respirar...
¿Como podría morir sin esa piel?
Seria vivir solo para dejar de respirar.
Como podría cariño bruto.

II

Que sera de la rayuela que nos soñó.
No hubo necesidad de timbres casi.
¿Que rareza no es artística?
¿Que enfermedad no es falta de amor?
¿Quien se atreverá hablar de nuestra historia
sin luz en la voz?
¿Y si estamos locos?
¿En que locura no hay temor?
Nadie va a teñir el mar...
Despreocúpate.
Porque somos nosotros los magos.
Inventa, en tu lecho acariciando el mas tibio ovillo de lana violeta,
el poema sin imágenes...
El poema dopamina...
Que te haré la canción ágape sin melodía...
Sin sonido...
Te inventare la música endorfina.
Tu no sabes por que sabes,
pero yo se por que no se...
El secreto esta en los ojos,
todo gira, todo al revés...


                                                                  Grullio Pozarli.










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