Muy distraído.
Y sentí caer las manzanas de ese cielo de nailon.
Aturdidos los huesos, me recosté en el desvelo.
Atrinchere hacia mi discurso:
Despojadme del arte y verán como os devoro ansioso el hígado a Hércules.
Como aplasto la cabeza de apolo con mi talón.
Y gritó el bansai de resurrección al Gran Dionisio amo del amor a la verdad de la belleza.
Y me voy paseando por la cristalización de inodoros añejos.
Y me vuelvo en un Apolinico Dionisio Afrodita para iluminar la luz de los videntes rígidos.
Caminen, ábranse, abracense...
Ágape quien les dibuja.
Escuchad mi descripción triste de bufandas húmedas...
Apéndices de mármol son las hojas de mis libros.
Bocetos del impaciente mis tardes.
Descascaro del nacer, mis frutos.
Esencia tupida mi innarrable animal.
Crujir del cosmo urbano alcohólicamente bucólico, mi dormir....
Pijama del cañaveral mi huir.
Pitágoras! Pitágoras!
Pitágoras no me escucha....
Una mano dura y suave me alcanza el Té con un chorrito de whiskey...
Sábanas se divierten jugando a la mancha...
La normalidad es algo extraño en mi.
Siento eso cuando la frazada cierra al día.
Prefiero rapado a tener el pelo atado con gomina o suelto en falsa libertad.
Mis dedos saben lo que digo, mas ellos trasladan todo.
Talvez vaya a despertar a la cigüeña que está durmiendo en lo del elefante.
Tapizados nórdicos de agua.
Lágrimas! al agua, a bañarse...
Y ustedes, si, ustedes palabras, je! pala...bras.
De inmediato!
Se me van para el aire!
Grullio Pozarli.
Si, si. Algo extraño, la normalidad.
ResponderEliminarMuy bueno don
Despojadme del arte y verán comoos devoro ansioso el hígado a hercules. Sos un animal, poeta.
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